sábado, 18 de abril de 2009

AMOR

Escribir sobre el amor...,
No sé que escribir del amor,
tengo tantas cosas que decir...
No, no puedo.
Si queréis saber lo que pienso, lo que siento,
tenéis que aprender a leer en mi alma.
 Está escrito allí, indeleble.
Nunca podré escribirlo sobre un papel,
porque las palabras son ecos...
Solamente los hechos, día tras día...
Los sentimientos, día tras día…
Los detalles, día tras día..., y ¡siempre!

A MI ABUELO

Que dura es la vida. Que extraña.
A mayor edad más difícil.
¿Por qué no me lo contaste?
Sólo me hablabas del pueblo,
del huerto, de los bolos, de cosas bonitas…
Voy a ir al pueblo...,
me encanta el pueblo,
sueño con el pueblo,
con el puente del río,
el sendero de la vega,
la calleja del caño, y el caño,
la era, con sus montones de trigo,
y la bodega.
¡Cuántos recuerdos!
Voy a ir al cementerio
y decirte que te echo en falta.
Que la vida no es lo que me contabas.
Voy a coger el taburete,
para que te sientes conmigo,
donde siempre estabas.
Te diré que quiero cogerte las manos,
y tocarte las venas anchas de su dorso,
como siempre hice,
y luego te contaré mis penas,
y el viento se las llevará, allá donde estés.

viernes, 10 de abril de 2009

INFANCIA


Veo un niño, mirando el cielo, las nubes, sus formas,
pensando en el futuro, pensando en el infinito,
tumbado en primavera, mirando al cielo.
¡Solo! ¡Qué grandeza es la ingenuidad!
¡Que grandeza es lo ínfimo, lo minúsculo!
Veo infancia y olor,
veo lágrimas y sensibilidad,
la sensibilidad es un molde muy blando
que te deja unas marcas muy profundas
con la mas mínima impresión.
Veo pueblo y verano, historia y pasado.
El origen no puede ser diferente,
todo ha cambiado por error.
Veo colegio,  infancia y una única perspectiva,
la de la felicidad, la de crecer, la de la ignorancia.
Veo luz, sol, amarillo, parvas
y risas alborotadas de fondo.
Eso y solo eso, es pureza de espíritu.
La incomprensión mata.
¿Cuántos muertos ha habido por incomprensión?
Todos, quizás.
No hay, ni ha habido, ni habrá,
trabajo físico tan destructivo, ni tan demoledor
como la incomprensión, por ello se fue,
en un chasquido de dedos, nuestra infancia.