lunes, 3 de enero de 2011

FRÍO

Todavía escucho, en mi interior el sonido lejano
del chocar de las tejas negras de pizarra,
de la casa vieja de al lado.
Significaban invierno y frío.

Hasta bien entrado en años no supe, de dónde venían esos sonidos,
antiguos, y celestiales, que siembre oí.
Salía al patio, miraba el cielo, sentía el gélido viento, en mi cara,
me encogía, y volvía a escuchar ese sonido.

Creía que era el sonido que Dios había puesto al invierno.
No sabía que relación tenían entre sí,
pero la tenían, siempre sucedía igual.
Primero, oía el sonido, salía al patio, miraba el cielo, y sentía frío.

Cuando me di cuenta de lo que pasaba,
la ciencia sustituyó a la magia,
sin embargo, ésta, no ha querido irse del todo,
y hoy, los hechos suceden al revés.

Primero siento frío, veo que ha llegado el invierno,
entro en cualquier lugar,
y oigo esas tejas viejas como se mueven,
incluso sin existir.