lunes, 9 de diciembre de 2013

AFRICA Y MADIBA


Oigo tu nombre, muy lejano,
como un largo susurro,
pronunciado lentamente.
África…  África…

Cierro los ojos y veo  color.
Escucho tus sonidos y siento calor.
Huelo tus aromas y huele a hogar.
Y siento tu fuerza descomunal.

Me pregunto dónde estás.
Porqué no has cambiado.
Porqué no quieres cambiar.
La pureza ha sido tu  halo.

Tu fuerza nadie podrá frenar,
de tu lado está la razón,
cuanto más se alejen de ti,
más cerca estarán del fin.


domingo, 24 de noviembre de 2013

AZAR frase



Vivimos en un mundo en el que el azar es todavía demasiado importante.

domingo, 27 de octubre de 2013

Triste otoño


Otoño está aquí,
hojas ocres y amarillas,
otoño gris, estación gris.

Llegas sin avisar,
eres una atracción fatal.
La mejor época para morir.

Tren de lejanía,
esfuerzo tranquilo.
Beso de despedida.

El tiempo pasa despacio,
en tu interior el sol, quiere subsistir,
pero la vida quiere descansar.


viernes, 27 de septiembre de 2013

SOMOS COMO SOMOS frase



Somos como somos, por los miedos que tenemos,  e intentamos evitar.

sábado, 24 de agosto de 2013

PADRES frase

Los padres son los eternos desconocidos para los hijos.

jueves, 18 de julio de 2013

DEMOCRACIA frase


    La única democracia real es la muerte.

martes, 25 de junio de 2013

ENSEÑAR frase


No se puede enseñar nada, a nadie, de verdad. 

Solo pueden aprender los que buscan.

sábado, 18 de mayo de 2013

PROFUNDO frase


-El que es muy profundo, lo tiene todo para llevarse mal con las personas normales.

jueves, 11 de abril de 2013

Yehudi Menugin

Reconciliar al mundo es demasiado ambicioso, pero al menos se puede formar a los niños para ser respetuosos hacia las diferencias, que son lo único que nos permite aprender. Si todos fuéramos iguales, no podríamos ofrecernos nada unos a otros.

Por eso no debemos temernos, tener miedo nos vuelve enemigos. Nos ha de empujar la necesidad de realizar nuestros sueños, que constituye el porqué de la vida. No deberíamos estar gobernados por el miedo a cumplir nuestras pesadillas".

Yehudi Menuhin (de los mejores violinistas y filósofos de la historia.)


 

viernes, 8 de marzo de 2013

Error tras error del presente.

Llevo dándome cuenta de lo equivocado que estoy, de lo que percibo en el presente, desde hace mucho tiempo, y por ende todos nosotros, y de lo poco importante que es estarlo, porque siempre cometemos errores de pensamiento en el presente, pensando que las cosas son como las vemos. Craso error, la prueba de fuego de esto es mirar diez o veinte años antes, toda la realidad ha cambiado, todo lo que eran verdades absolutas, ya no lo son, todo lo que era seguro, ya no lo es, quizás porque han cambiado algunas moléculas en nuestro cuerpo, quizás por una amplitud en la experiencia, pero las cosas ya no tienen el mismo sentido, ni son esa verdad absoluta. Todo ello me hace pensar que en una vida de mil años por ejemplo, las veces que habremos pensado y visto el presente de una manera errónea, son proporcionales a la longevidad. Hoy me ha venido esto a la cabeza a raíz de un profesor de filosofía que tuve en el instituto, ya fallecido, del que tenía unos pensamiento negativos, y hoy hay pocas personas a las que admire más. ¿Cómo se puede estar tan equivocado del presente y no darnos cuenta? Quizás nos tenemos que engañar a nosotros mismos para evolucionar, y cuando nos damos cuenta, no reconocerlo, para no sufrir con nuestros errores. Mi conclusión es que hoy puedo ser, hacer o pensar algo, pero no puedo estar seguro nunca de tener razón objetiva, eso no se puede saber nunca, pero lo llamativo es que no creo que tenga la más mínima importancia, quizá la verdad y la razón esté en el sentimiento del hecho y no en el hecho concreto, y quizá por eso hay que ser condescendiente, ceder , ofrecer, dar, integrar, reconocer, aprender, sumar, amar, y callar, porque no hay otro camino posible mas acertado.                    

miércoles, 13 de febrero de 2013

El poder de la casualidad


Uno de los libros que he leído últimamente (El Cisne Negro, de Nassim Nicholas Taleb) habla sobre la importancia de la casualidad y de lo mal que se le da al ser humano aceptar la importancia de lo casual en nuestras vidas.

Curiosamente, la habilidad de buscar patrones es lo que nos ha permitido sobrevivir como animales y llegar vivos como especie donde estamos. Si el ser humano no fuera capaz de encontrar patrones con rapidez se hubiera extinguido hace mucho tiempo. De hecho, somos “genios” intuitivamente en la búsqueda de patrones. El problema de todo esto es que infravaloramos el poder de la casualidad en muchos aspectos, y por tanto, sobrevaloramos nuestra capacidad para predecir el futuro.

Puesto que a los seres humanos (yo el primero!) nos encanta crear patrones y predicciones, nos gustan los modelos “regulares”, tipo campana de Gauss. Es obvio: nos dan seguridad, tranquilidad y nos permiten tener una sensación de control del entorno que nos facilita la vida. Lo preocupante del asunto es que esto no es más que una ilusión en muchos ámbitos: diría que, llevado al extremo, puede ser algo parecido a una religión: Algo que te crees solo porque te facilita la vida.

La economía es probablemente el campo donde más salvaje es este salto. Es brutal ver como los expertos aciertan o fallan en sus predicciones de forma sistemática, y que estudiando a posteriori, siempre se encuentran miles de causas y se crean teorías que expliquen lo que ha pasado. Sin embargo, cuando sucede algo que vuelve a “reventar” el mercado, volvemos a achacarlo a algo “impredecible”, no a un fallo estructural del modelo. Me parece cuanto menos curioso. De hecho, si hay suficientes “pseudoexpertos” en un área determinada de conocimiento, siempre habrá algunos que por puro azar acierten varias predicciones consecutivas, y se conviertan en gurús.

El caso de la economía (algo de lo que habla mucho el libro, supongo que por el pasado del autor) me parece especialmente llamativo porque es un tema serio ya que tiene relevancia en la vida de mucha gente. Hay ejemplos muy curiosos sobre el problema de tratar de predecir modelos reales (no gaussianos) con la campana de Gaus, fundamentalmente que nos llevan a ignorar los hechos más relevantes. Hay un ejemplo sobre esto que a mi me abrió los ojos.

Supongamos que somos un pavo. Es el día anterior a Acción de Gracias (o del banquete que os apetezca). Nuestro dueño, que lleva meses alimentándonos en un corral, cuidando de que no nos falte nada, deja la puerta abierta accidentalmente. Tenemos la opción de escapar. El pavo piensa: Puesto que me ha cuidado bien durante meses, debo quedarme aquí. Estoy mejor que en la calle. Al día siguiente, el granjero lo mata y se lo come. Quizá su extrapolación, que es perfecta con el patrón que conoce, no fuese del todo exacta. Más correcto sería me alimenta durante meses y luego me mata y me come. Y con esta información ahora es muy fácil crear un modelo que empuje al pavo a escapar, solo que es algo que el no podía saber antes de que sucediese. Nosotros somos ese pavo en muchas situaciones.

Ignorar los casos extremos para calcular una media (que básicamente es lo que hace el pavo aquí) puede conducir a graves errores. El ejemplo de la crisis actual tiene bastante que ver con esto.  Al fin y al cabo, para el cliente/accionista es imposible saber exactamente lo que hace la empresa, y en general, una empresa con mayores rendimientos va a parecer “mejor”. Ahora bien, no podemos asumir que lo es solo por eso, si vamos a descontar el impacto de los eventos “improbables” pero con mucho impacto. Y todo esto sin contar los eventos “impredecibles” de verdad, que pueden hacer perder a empresas grandes cantidades de dinero, pero que no se tienen en cuenta a la hora de calcular la rentabilidad de una inversión.

Con toda la información que tenemos ahora (las famosas hipotecas NINJA etc) es muy fácil “ver” que esto iba a pasar. A toro pasado todos somos Manolete, que decía mi abuelo. Sin embargo, muy poca gente lo vio y de ellos, nunca sabremos cuantos lo acertaron por casualidad (si buscas lo suficiente, casi todo lo que ha pasado en la tierra se ha predicho. Decimos demasiadas cosas sobre el futuro cuando lo desconocemos!).

En el caso de los bancos, su política (para ellos) ha acabado siendo acertada. Han ganado más dinero durante mucho tiempo, y muchos de ellos han sobrevivido con dinero público cuando han tenido que pagar las consecuencias de sus decisiones. Sin embargo, esta tendencia a crear patrones “gaussianos” es inherente al ser humano . La idea es que despreciar las situaciones poco probables solo tiene sentido cuando su peso sobre la muestra es realmente pequeño, no cuando pueden modificar gravemente el cómputo global.

Lo malo de todo esto es que es muy impredecible. Es imposible saber cual será la próxima crisis, (o si saldremos de esta!) y en general, tendemos a dar por supuesto muchas cosas solo por nuestra comodidad (como que el estado no va a quebrar, que no vamos a entrar en guerra o que los expertos de muchos temas saben realmente de lo que hablan cuando predicen el futuro). El consejo que se puede sacar de esto es simple: No te expongas a estar en una situación lo suficientemente mala si las previsiones de los demás se equivocan. El futuro es muy difícil de controlar (y sino, que le pregunten a los millones de divorciados), y lo mejor que puedes hacer al respecto es tener siempre una buena dosis de escepticismo, y planificar las cosas con mucha flexibilidad. No importa quién te diga algo respecto al futuro (sobre todo si es lejano, predecir el horario del cine para el mismo día es bastante fiable): Siempre puede estar equivocado. Lo mejor que puedes hacer es intentar que “nada” te destroce la vida más allá de lo inevitable (desde luego, hay acontecimientos impredecibles como que el planeta implote que van a tener bastante impacto en la vida de todo el mundo, pero no todos los acontecimientos impredecibles son tan inevitables, o sus consecuencias tan poco mitigables).

Lo curioso de esto es que el plan empresarial de muchas empresas es directamente opuesto a esto. Quizá mi percepción de las cosas sea muy filosófica, pero el fundamento de pedir todo el dinero posible por los beneficios futuros me parece arriesgado, sobre todo cuando en la actualidad la empresa genera mucho valor. Si el futuro es diferente a tus previsiones y el hecho de que la empresa cierre resulta desastroso para mucha gente (particularmente, para la gente que toma las decisiones) no le veo mucho sentido. Vamos, que habría que dar un grado de confianza a los beneficios futuros más moderado del que se suele emplear en muchos negocios si las consecuencias de equivocarse van a ser muy graves. O quizá es que las consecuencias no son graves y no les importa quebrar, en cuyo caso asumir riesgos de este tipo para crecer más puede ir cobrando sentido.

Aplicado a nuestra vida, la idea sería simple:

 Piensa que el futuro es más impredecible de lo que parece, e intenta evitar ponerte en una situación en la que algo improbable te destroce. Y no te obsesiones por ello, ya que es impredecible.

(Es una copia de un pensamiento de otra persona con pequeños cambios)



:P-

miércoles, 16 de enero de 2013

El momento


La misma pregunta, a la misma persona,

en diferentes momentos, tiene diferentes respuestas.

Y todas son verdad.  
 
Solo hay que buscar el momento.