Oigo tu nombre, muy lejano,
como un largo susurro,
pronunciado lentamente.
África… África…
Cierro los ojos y veo
color.
Escucho tus sonidos y siento calor.
Huelo tus aromas y huele a hogar.
Y siento tu fuerza descomunal.
Me pregunto dónde estás.
Porqué no has cambiado.
Porqué no quieres cambiar.
La pureza ha sido tu
halo.
Tu fuerza nadie podrá frenar,
de tu lado está la razón,
cuanto más se alejen de ti,
más cerca estarán del fin.